En el competitivo mercado laboral para recién graduados, los estudiantes universitarios suelen preguntarse qué debe incluirse realmente en su currículum. Una pregunta frecuente es: ¿Debo incluir el voluntariado y cuenta como experiencia laboral “real”? La respuesta es un rotundo sí.
Es hora de replantearnos qué consideramos una experiencia “relevante”. El voluntariado puede ser tan valioso como un trabajo remunerado a la hora de desarrollar habilidades esenciales como el trabajo en equipo, la comunicación y la resolución de problemas. En muchos casos, también demuestra iniciativa, pasión y compromiso por marcar la diferencia, cualidades muy valoradas por los empleadores.
Aquí te explicamos por qué tu experiencia como voluntario es valiosa y merece absolutamente un lugar en tu currículum, en conversaciones profesionales y durante entrevistas.
Todo se trata de habilidades
Cuando los empleadores evalúan a los candidatos, no solo buscan un historial de empleos remunerados; buscan habilidades transferibles. Estas son competencias clave que puedes aplicar de un rol o experiencia a otra. El trabajo voluntario es una mina de oro para desarrollar estas habilidades:
- Liderazgo y trabajo en equipo: Ya sea organizando una carrera benéfica, liderando un equipo de tutores o coordinando una campaña de recaudación de fondos, estabas perfeccionando tu capacidad para colaborar, delegar y motivar a otros.
- Gestión de proyectos y organización: Gestionar horarios, recursos, presupuestos y plazos es común en los roles de voluntariado, y son habilidades directamente aplicables en entornos profesionales.
- Comunicación y habilidades interpersonales: Trabajar con grupos diversos como clientes, donantes, otros voluntarios y miembros de la comunidad fortalece habilidades clave en comunicación, negociación y resolución de conflictos.
- Resolución de problemas y adaptabilidad: Los entornos sin fines de lucro suelen requerir soluciones creativas con recursos limitados, lo que te obliga a pensar con rapidez y adaptarte a los cambios.
- Habilidades técnicas: Desde gestionar cuentas de redes sociales y sitios web hasta ingresar datos o usar software de planificación de eventos, muchos roles de voluntariado requieren conocimientos técnicos específicos.
¿Y qué pasa con las habilidades menos evidentes?
Más allá de las habilidades prácticas, el voluntariado también demuestra habilidades blandas muy valoradas, al igual que cualquier experiencia laboral remunerada:
- Iniciativa y motivación: Dedicar tu tiempo de forma voluntaria demuestra automotivación, una sólida ética de trabajo y una actitud proactiva hacia el mundo y tu comunidad.
- Pasión y compromiso: Refleja un interés genuino por una causa o sector, lo que puede diferenciarte de otros candidatos que solo cumplen con lo básico.
- Conciencia social y comunitaria: Los empleadores valoran cada vez más a los candidatos con sentido de responsabilidad social y comprensión del contexto comunitario en el que opera su empresa.
Cómo presentarlo en tu currículum
La clave no es solo enumerar el puesto de voluntariado, sino tratarlo con el mismo nivel de profesionalismo que un empleo remunerado. Usa verbos de acción y cuantifica tus logros siempre que sea posible.
En lugar de decir: “Voluntario en un banco de alimentos.”
Prueba con: “Gestioné el inventario semanal del banco de alimentos local, supervisando a un equipo de 10 voluntarios para clasificar y distribuir más de €2,000 en donaciones mensuales.”
Como puedes ver, el segundo ejemplo ofrece una visión más clara de las responsabilidades, demuestra experiencia en liderazgo y destaca un impacto medible.
Conclusión
Cuando solicites tu próximo empleo, incluye con confianza tu experiencia de voluntariado. Es más que una contribución generosa; es un paso estratégico en tu desarrollo profesional. El voluntariado refleja iniciativa, adaptabilidad y un conjunto de habilidades completo, todo lo cual demuestra que estás preparado para generar un impacto significativo en el entorno laboral.
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